La participación de mujeres y hombres en el ámbito económico, social y político es desigual, y el emprendizaje[1] no es una actividad ajena a estas diferencias, fundamentalmente generadas por cuestiones culturales vinculadas con los roles y estereotipos de género.

La brecha de género sigue presente en múltiples dimensiones, es una forma de representar la disparidad entre hombres y mujeres en cuanto a derechos, recursos u oportunidades. Según el informe anual de Brecha Global de Género (informe anual del Foro Económico Mundial) la búsqueda de la paridad de género ha mejorado en términos generales. Dimensiones como el nivel de educación, la salud y la supervivencia se acercan mucho más a la paridad (96,1% y 95,7% respectivamente); sin embargo, un área importante de preocupación es la de la participación y las oportunidades económicas: ésta es la única dimensión donde el progreso ha retrocedido. Las desigualdades en el ámbito económico se deben en parte al estancamiento de la incorporación de las mujeres al mercado laboral.

Al amparo del Convenio de colaboración suscrito con la Consejería de Familia, Juventud y Política Social, desde el Ayuntamiento, a través de la Mancomunidad de Servicios Sociales THAM, trabajamos activamente para alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos. Así, realizamos numerosas actuaciones, parte de las cuales son cofinanciadas por el Fondo Social Europeo. Un ejemplo son las relacionadas con el fomento del emprendimiento femenino en el ámbito local.

Según un estudio realizado por MicroBank, el banco social de CaixaBank, en colaboración con Stone Soup Consulting, el perfil mayoritario de las mujeres emprendedoras analizadas, aunque muy heterogéneo en su conjunto, es el de una mujer entre “entre 36 y 49 años de edad (43%), con estudios de Formación Profesional (34%), en busca de una oportunidad de negocio (42%) y enfocada al comercio minorista (30%)”.

La tasa de emprendimiento en mujeres ha aumentado en los últimos años, lo cierto es que ellas emprenden más por necesidad que por oportunidad en comparación con los hombres, según pone de manifiesto el Informe GEM Spain 2020-2021. Esto significa que, entre las razones que llevan a una emprendedora a poner en marcha su propio negocio, se encuentran muchas veces la falta de empleo o de una mejor alternativa profesional. De igual manera también se encuentran diferencias en cuanto a los tramos de edad en los que emprenden.

Las mayores diferencias entre mujeres y hombres se encuentran en los tramos de edad de entre 35-44 años y de 55-64 años, con una diferencia de 8,3 puntos porcentuales en ambos casos, pero en sentido opuesto. Las mujeres entre 35-44 años emprenden en mayor medida que los hombres en ese mismo tramo, y, por el contrario, lo hacen menos que los hombres en el tramo entre 55-64 años. Como se observa, las diferencias en el tramo de los más jóvenes (18-24 años) son muy pequeñas a favor de los hombres, se igualan en el tramo de los 25-34 años, se amplían a favor de las mujeres en el tramo de 35-44 años y, a partir del siguiente tramo, ganan peso las iniciativas de los hombres frente a las mujeres. Podríamos encontrar diferentes explicaciones a esta evolución. Nuevamente creemos que una parte responde a factores que ponen de manifiesto las mayores dificultades de acceso de las mujeres al mercado laboral o de progresión en el mismo, y que tiene su punto más acentuado en el tramo de edad que coincide con su ciclo vital de tenencia y cuidado de los hijos e hijas. El emprendimiento para muchas mujeres supone una opción para hacer más compatible su vida personal y profesional.

El Observatorio Estatal de la igualdad en el Emprendimiento muestra cómo las iniciativas empresariales de las mujeres se basan en el sector servicios. De hecho, el 85% de las emprendedoras se concentran en este sector, frente al 65% de los hombres emprendedores. Esto se debe a que actividades como el comercio tienen pocas barreras en entrada. Sin embargo, tienen una alta competencia, además de márgenes de beneficio muy reducidos, por lo que la supervivencia de estos negocios es menor.

De igual manera, las empresas creadas por mujeres se expanden más lentamente y suelen ser más pequeñas. La inversión de las emprendedoras suele basarse en mano de obra, en su aportación personal,  y no en capital para buscar nuevos procesos de producción, expansión a otros mercados o innovación empresarial. De hecho, tal y como se extrae del informe, las emprendedoras crean  empresas con menor base tecnológica, sufriendo una menor visibilidad que dificulta su internacionalización. Los sectores de mayor impacto tienen una presencia de mujeres aún muy reducida. Uno de los factores que explica en parte esta tendencia tiene que ver con la menor participación de chicas en estudios relacionados con materias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), aspecto sobre el que trabajamos también en los centros educativos para tratar de mejorar la tendencia.

El emprendimiento femenino es una de las claves que nos ayudará a cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS) número 5, referente a la igualdad de género y empoderamiento de la mujer.

Con este objetivo, el de contribuir al empoderamiento de las mujeres y apoyar su desarrollo profesional, en la Mancomunidad THAM desarrollamos anualmente, entre otras actuaciones, la feria de mujeres emprendedoras que se va a realizar el próximo 29 de mayo en Torrelodones y el 19 de junio en Moralzarzal . El objetivo es proporcionarles visibilización así como ayudarles a afianzar sus proyectos.

Contaremos con gran diversidad de productos como ropa, cuadros, artesanía, cosmética, repostería…así como también la posibilidad de conocer diferentes tipos de servicios. A lo largo de la mañana contaremos con actividades que harán más entretenida la visita a la feria.

Acércate a conocerlas, además de encontrar novedades y artesanía será un punto de encuentro y promoción de nuestro comercio local.

 

[1] Acto de ser emprendedor/a.