El concepto género subraya la construcción cultural de la diferencia sexual, esto es, el hecho de que las diferentes conductas, actividades y funciones de las mujeres y los hombres son culturalmente construidas, más que biológicamente determinadas.

En los años 80 el género comenzó a ser utilizado por diversas disciplinas de las ciencias sociales porque demostraba ser una categoría útil para delimitar con mayor precisión cómo la diferencia (biológica) se convierte en desigualdad (económica, social y política) entre mujeres y hombres, colocando en el terreno simbólico, cultural e histórico los determinantes de la desigualdad entre los sexos.

Los resultados de la evaluación de distintos programas y proyectos están haciendo cada vez más evidente la necesidad de introducir elementos de análisis de género en los diseños de proyectos de forma que impidan el continuar fortaleciendo los estereotipos de género y profundizando en la desigualdad entre hombres y mujeres.

¿Qué debemos entender cuando hablamos de rol de género y estereotipo? ¿El rol de género: es el conjunto de deberes, aprobaciones, prohibiciones y expectativas acerca de los comportamientos sociales apropiados para las personas que poseen un sexo determinado. La tipificación del ideal masculino o femenino es normativizada hasta el estereotipo, aunque en el desarrollo individual, la futura mujer u hombre haga una elección personal dentro del conjunto de valores considerados propios de su género.

No obstante, los roles y estereotipos de género –tanto femeninos como masculinos- están tan hondamente arraigados, que son considerados como la expresión de los fundamentos biológicos del género.

A partir de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer se ha asumido, en términos generales, la necesidad de tener en cuenta el enfoque de las relaciones de género para abordar los retos de la participación femenina en los procesos económicos y sociales, concluyendo entre otras cosas que: no se trata sólo de incorporar a más mujeres a los procesos y programas existentes sino de llevar a cabo reformas para asegurar que éstos reflejen las visiones, intereses y necesidades de las mujeres, y contribuyan al logro de la equidad de género.

Es importante señalar que el hecho de analizar la realidad «desde el género» no implica considerar a todas las mujeres como iguales. Aunque las mujeres comparten experiencias, fuerzas y obstáculos que les otorgan necesidades e intereses comunes –los cuales pueden, en determinadas circunstancias, propiciar su unidad como grupo-, las formas de subordinación social y económica, y de vulnerabilidad son tan complejas y están tan individualizadas como las personas que las sufren.

De la misma forma, trabajar con mujeres o hacerlas beneficiarias exclusivas de determinadas políticas específicas no significa que automáticamente se tengan en cuenta los aspectos relacionados con la desigualdad de género; esto se debe a que, a pesar de que las relaciones de género están siempre presentes, tomarlas en consideración requiere un interés especial en descubrirlas, aplicando para ello herramientas analíticas que permitan poner de manifiesto los procesos que producen y reproducen las relaciones de poder entre hombres y mujeres.

¿Cómo diseñamos proyectos que mejoren la situación y posición de las mujeres en la sociedad?

Todo proyecto implica la necesidad de cambiar alguna situación o aspecto de una sociedad determinada. Así, planificar un proyecto significa plasmar el QUÉ queremos hacer y reflexionar sobre el CÓMO podemos hacerlo.

Todo proceso de planificación implica:

  1. un conocimiento de la Realidad, de lo que está en la base del problema.
  2. una racionalidad para orientarnos a una dirección que nos permita organizar los recursos, definir los objetivos.
  3. y la adopción de decisiones.

El objetivo es  trabajar con una metodología de planificación que sea sensible al género, que permita contribuir a la erradicación de la desigualdad entre hombres y mujeres y favorezca el empoderamiento de éstas.

(*) Material adaptado a partir del documento original elaborado por Clara Murguialday. 2001 y Cómo planificar un proyecto desde la perspectiva de género de Murgibe (consultoría de Igualdad de Oportunidades)